El Parlamento de Navarra en más
de una ocasión ha presentado recurso de inconstitucionalidad contra la ley de
extranjería, mal llamada de integración social. Es curioso el empeño que existe
en los Gobiernos siempre en llamar a las cosas por su antónimo, hablan de
inclusión cuando regulan la exclusión y hablan de integración para regular la
discriminación legal. En dichas ocasiones el Parlamento se ha manifestado
favorable a defender la garantía de los derechos inviolables inherentes a las
personas, recurriendo lo que consideraba que actuaba contra la dignidad de la
persona. Entre los argumentos siempre se aludía a que eran derechos regulados
en Título primero de la Carta Magna, el derecho a la salud aparece en el
artículo 43 dentro de este Título. Al principio del mismo en el apartado dos
del artículo 10 establece claramente que las normas relativas a los derechos
fundamentales se interpretarán de conformidad a con la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales que hayan sido
ratificados.
Las obligaciones básicas de los
Estados en virtud del derecho internacional de los derechos humanos son tres:
el deber de proteger, el deber de respetar y el deber de realizar. En una
reforma de una ley que regula los derechos de las personas extranjeras parece
claro que el Estado ha de tener una actitud activa ajustando la legislación al cumplimiento y
respeto de los acuerdos internacionales ratificados, se han de adoptar medidas
que aseguren que los derechos y libertades quedan efectivamente garantizados.
Tal como reconocen los llamados
Principios de Siracusa y Principios de Limburg, en los casos en los que el
Estado establezca limitaciones a los principios recogidos tanto en el pacto
Internacional de De Derechos Civiles y Políticos, como en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, sociales y Culturales, estas
restricciones deben quedar justificadas por alguna de las siguientes razones:
· Se base en uno de los motivos que justifican las
limitaciones reconocidas por el artículo pertinente del pacto; · responda a una necesidad pública o social apremiante;
· responda a un objetivo legítimo;
· y guarde además proporción con ese objetivo.
Es decir cuando se incurre en un
recorte de derechos el Estado tiene la obligación de demostrar que existe
alguna de las salvedades mencionadas. Toda limitación en el acceso a un derecho
humano debe ser rigurosamente explicada y justificada.
Recomendamos la lectura del
artículo 12 del Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y
culturales ratificado el 27 de abril de 1977, que dada su extensión no
reproduciremos aquí, en él queda claro que entre los elementos esenciales a
garantizar por los Estados Parte está la no discriminación por ningún motivo en
la accesibilidad, especial referencia hace a la accesibilidad de los grupos
vulnerables. Dejemos claro que «Salud» se entiende no sólo como un derecho a
estar sano, sino como un derecho a controlar la propia salud y el cuerpo
(incluida la reproducción) Los Estados deben proteger este derecho, garantizando
que todo el mundo dentro de su jurisdicción, tiene acceso a los factores
determinantes de la salud, como agua potable, saneamiento, alimentación,
nutrición y vivienda, y por medio de un sistema global de atención sanitaria,
que está a disposición de todos, sin discriminación alguna.
En estos momentos se está
produciendo un recorte evidente de este derecho y nadie da una explicación
rigurosa y justificada en base a los Tratados firmados, es obvio que no
responde a un objetivo legítimo y que el tratado no hace referencia a
exclusiones, con lo cual la única explicación que no contravendría los
Principios de Siracusa sería encontrar una necesidad social apremiante. ¿Cuál
es esa? ¿Primero los de casa?
No conceder tarjeta sanitaria a
la población inmigrante que a partir de ahora se empadrone en Navarra es una
medida discriminatoria, ineficaz, inmoral y probablemente inconstitucional. La Consejera
Torres que afirmaba que la medida tomada en Madrid rayaba en la xenofobia
tendría que explicarnos cual es la diferencia real para las personas a las que
su Gobierno deja sin tarjeta sanitaria, quisiéramos saber que opina sobre la
misma el señor Rubalcaba, que hace pocos días admitía que este tipo de medidas
se toman dando pábulo a la idea del abuso de la sanidad. Compartimos sus
palabras cuando dice que ésta es una afirmación falsa y xenófoba, compartimos
también que es una medida ineficaz, que lo único que va a conseguir es que las
gripes se acaben tratando en Urgencias. Lo que se nos hace difícil de entender
es que eso que tienen tan claro para España no lo tengan para Navarra.
Es escandaloso que mientras
proponemos una buena atención a la maternidad, creación de protocolos contra la
mutilación genital estemos negando la asistencia primaria a las personas, no
sirve de nada decir que se atenderán los casos de VIH y tuberculosis si el
camino para diagnosticar las enfermedades se cierra. Esta medida, que sin duda
va a llevar a Urgencias muchos casos que no lo son, además de dificultar el
trabajo del personal sanitario repercutirá en la atención sanitaria y se podrá
utilizar en contra de las personas que se ven obligadas a acudir a las mismas
porque no tienen otra posibilidad.
Basta de mentiras y maquillajes. Dicen
siempre que Navarra no es una isla pero luego funcionan como si fuera otro
planeta donde las leyes generales de la física hubieran de tener otra
formulación. Esta es la única explicación que se nos ocurre cuando vemos,
padecemos, que todos los recortes que se plantean en Madrid y se califican como
nefastos son trasladados a Navarra vendiéndonos que es la menos mala de las
soluciones. No es admisible el famoso efecto llamada, efecto del que siempre
nos hablan a la hora de proceder a recortar derechos, este discurso junto con
el del fraude, mala utilización, cala de modo rápido y fácil en la sociedad. Es
una irresponsabilidad que en situaciones de crisis económicas se ataque a la
población más vulnerable en vez de protegerla. Nos llevamos las manos a la
cabeza cuando en países cercanos vemos que movimientos clara y peligrosamente
xenófobos cobran fuerza, mejor que escandalizarnos tendríamos que trabajar por
evitar crear el caldo de cultivo para el surgimiento de los mismos.