¿Época de
emergencia y miedo?
He criticado en ocasiones el
eufemismo que veo en el lenguaje político, seguramente nunca haya sido este
excesivamente claro pero últimamente tenía la sensación de que se sustituían
las palabras no por sus sinónimos sino por sus antónimos. Creo que es más sano
llamar a las cosas por su nombre, no es que me guste el tristemente famoso “que
se jodan” pero personalmente prefiero esto a que me hablen del sacrificio
necesario, de la responsabilidad, de la sostenibilidad…, es mejor saber a que
atenernos. La expresión fue sin duda una síntesis de la situación real, no se
trata de incentivar nada sencillamente se trata de joderse. Desde luego esto es
más creíble que lo de animar a las personas en desempleo a que busquen trabajo-
que ironía-. Lo dicen con la boca bien llena, como si éstas se juntaran a jugar
a las cartas mientras el trabajo a espuertas quedase esperando quien lo
haga. En esta transparencia poco
habitual, el mismo Rajoy admitía que estas crueles medidas no tendrán efectos,
lo cual dicho de paso tampoco es cierto. Por supuesto que tendrán efectos, el
tema es que estos no serán buenos, no podemos esperar nada positivo. Mejor que
nos lo diga así de clarito y no que nos siga tomando el pelo como hasta ahora donde
despedir, o lo que viene a ser lo mismo, no contratar personal en educación no
afectaba a la calidad y se suponía que incluso eran medidas que, vete a saber
cómo, iban a mejorar los resultados académicos.
Apelan a la unidad en época de emergencia. Lo hacen
recurriendo al miedo, están sembrando el miedo en terreno abonado y este crece fuerte,
saben que les conviene que esa sensación nos invada porque el miedo paraliza y
eso es lo que pretenden paralizarnos. Yo también apelo a la unidad, apelo a la
resistencia. Unidad, sí, de acción pero desde la diversidad para que la
respuesta que demos sea realmente rica, no se trata de crear bloques ni rebaños
que se dejen llevar a no sé sabe dónde por no se sabe quién. Debemos tener
claro dónde estamos y si estamos aquí porque así lo hemos decidido y hacia
donde queremos caminar, no podemos dejar que sean la incertidumbre y el miedo
quien nos gobierne.
Sé que el panorama es negro y
entiendo la tentación de tirar la toalla, las ganas de huir por tierra, mar o
aire- como sea pero lejos- pero es tiempo de resistir los ataques porque
recordemos que Gandhi ya nos avisaba de que aunque los tiranos parezcan
invencibles durante mucho tiempo al final siempre caen y ahora también caerán.
Caerán porque los derribaremos, no podemos permitir que nos callen, podemos y
debemos frenar este retroceso a épocas de autoritarismo y sumisión.
Estas medidas no son la inevitable
salida a una situación de emergencia. Si bien quizá sea cierto que estamos en una época de
emergencia, ésta lo es no porque lo que ocurra sea imprevisto y haya que
resolverlo de modo urgente sin
cuestionarse nada, sino porque está
emergiendo a la superficie un modelo inútil e injusto que exige reformas, reformas
radicales, que ataquen a la raíz de las desigualdades justo en el sentido
contrario de las medidas adoptadas que
incrementan la brecha social. Nos piden que tengamos la suficiente
altura de miras, suficiente ¿para qué? ¿Qué quieren decir cuando nos hablan de
despolitizar? ¿Por qué ahora todo se arregla despolitizando?
Soy de la opinión de que todas
las personas hacemos política de una manera u otra, en nuestra familia, en
nuestro entorno de amistades, en nuestro trabajo (quien lo tiene). Nuestras decisiones
son políticas, si hablamos, si callamos, si votamos, si preferimos no hacerlo,
siendo todo ello respetable y legítimo no deja de ser política. Tengamos en
cuenta de que cuando nos hablan de dejar a un lado la política lo que nos están
pidiendo es que dejemos al margen la ideología y dudo mucho que en estos
momentos, ni en ningún otro, tengamos que dejar la ideología de lado. Soy
consciente de que la clase política se percibe como un problema por la sociedad
y no cuestiono que haya motivos suficientes para que esto sea así, pero
recordemos que a quien más le conviene el desprestigio de la labor política es
a quien ahora pretende convencer de que las decisiones son inevitablemente las
que se están tomando, a quien nos dice que no hay más alternativa que vender
nuestro poder de decisión a Alemania, a los mercados, a la economía o Perico
de los Palotes. No parece que sea la
ideología lo que se deja de lado en las decisiones que están llevando a cabo,
quien las toma sabe que son decisiones políticas y se nos pide a cambio que la
respuesta sea la no política. La ideología no es un artículo superfluo del que
podamos prescindir, es vital, es la ideología la que nos da esperanza, la que
nos muestra que hay formas alternativas, que no todo es igual.
Retomando el cambio de
estilo del lenguaje, ahora entiendo
porque insistían en que esto no eran recortes, hablaban sin eufemismos, tienen
razón, en realidad no son recortes se trata de amputaciones, nos están
amputando los miembros constituyentes del Estado del Bienestar y como a quien
le amputan sus miembros sentimos dolor en las partes que nos faltan.