Si escuchamos la palabra apartheid nos viene a la cabeza Sudáfrica y la política de discriminación racial legal que allí se practicaba. En el idioma afrikaans apartheid significa separación, su objetivo era separar las razas tanto jurídicamente como geográficamente. En el 68 la Asamblea General pidió a todos los Estados y organizaciones que suspendieran sus intercambios culturales, educacionales, deportivos y de otro tipo con el régimen racista y con organizaciones o instituciones de Sudáfrica que practicaban el apartheid. Para ello llamo la atención de todos los países el carácter inhumano del régimen, legitimando la resistencia popular, promoviendo medidas contra el apartheid. A pesar de no ser sencillo, hubo sobre todo al principio resistencias a la aplicación de sanciones, creció lentamente pero de modo sostenido y el resultado fue inevitable, Sudáfrica tuvo que cambiar, que olvidar las políticas de discriminación racial.
Puede parecer que ya ha pasado mucho tiempo, que ya hemos aprendido y que nunca más pasarán estas cosas pero no es así, todavía hoy en 2012 es necesario estar alerta contra el apartheid, hay que responder y sabemos que la respuesta efectiva es el boicot. Mandela ha reconocido en más de una ocasión que en Sudáfrica no se hubiera podido conseguir la libertad y una paz justa sin la ayuda de todos los pueblos del mundo, que a través de medios no violentos, como boicots y retirada de inversiones, consiguieron un cambio radical acabando con el régimen de Apartheid.
En la conferencia de Durban de 2001 se considero por primera vez como apartheid el trato que Israel da a Palestina. El 9 de julio de 2005 fue lanzado el Llamamiento al Boicot, a las Sanciones y a la Retirada de las inversiones, contra Israel (BDS). En aquel momento fue presentado con el respaldo de 171 organizaciones de la sociedad civil palestina. Hoy son más de 400 las organizaciones palestinas que se han sumado al Llamamiento. Todas las corrientes políticas están presentes así como una gran diversidad de ONGs (personas en prisión, mujeres, jóvenes, gente del campo, asalariados, etc.) que confieren a este llamamiento una representación real de la sociedad civil palestina. Es también de gran importancia el hecho de que se encuentren en él asociaciones de las tres componentes del pueblo palestino: el sector bajo la ocupación y bloqueo (Cisjordania y Gaza); la población palestina del 48 y de Jerusalén (palestinos de Israel y Jerusalén) y la población refugiada (tanto del interior como del exterior). Por ello se puede decir que este Llamamiento es no solo representativo de la sociedad civil palestina sino que es ampliamente representativo del pueblo palestino, cuyos tres componentes dispersos representa y reúne.
No piden caridad, ni paternalismos, quieren que se les reconozca el derecho a resistir como pueblo, aspiran a obtener justicia y una paz auténtica. Israel puede ser una democracia para la población judía pero es un apartheid para la población palestina. En Palestina no hay justicia y la comunidad internacional, afectada de una grave miopía moral, espera que la paz llega como llega el otoño, sin que nadie haga nada para ello, pero a Palestina no llega ni el otoño, ni la primavera, ni la paz, la paz hay que trabajarla. Si el objetivo es alcanzar una paz justa cualquier intento de negociación debe basarse en el absoluto rechazo de cualquier tipo de opresión y en el reconocimiento de igualdad de las personas. No se puede establecer un diálogo cuando la balanza se inclina hacia un lado, no se puede negociar partiendo de la asimetría, necesitamos como punto de partida el reconocimiento y respeto mutuo.
No se debe reducir el movimiento BDS a una simple modalidad de acción que sería el boicot, exige la actuación ante el apartheid que sufre la población palestina como se se hizo ante el apartheid en Sudáfrica. Su base es un profundo respeto al derecho internacional y a los derechos humanos, rechaza categóricamente el racismo en todas sus formas, incluido el antisemitismo, no es un movimiento antisemita como tampoco era anticristiano el boicot a Sudáfrica.
Pide el establecimiento de sanciones a Israel hasta conseguir el reconocimiento del derecho inalienable de los palestinos a la autodeterminación y que respete por entero los preceptos del derecho internacional: 1) poniendo fin a su ocupación y a su colonización de todas las tierras árabes y desmantelando el Muro, 2) reconociendo los derechos fundamentales de los palestinos de Israel y Jerusalén ,dándoles los mismos derechos civiles y 3) respetando, protegiendo y favoreciendo los derechos de los refugiados palestinos a volver a sus casas y propiedades como está estipulado en la resolución 194 de la ONU.
La comunidad internacional se ha inhibido de actuar contra Israel por sus múltiples vulneraciones del Derecho Internacional. Ha permitido y ha sido cómplice de un bloqueo ilegal a Gaza que, a día de hoy, mantiene a su población en lo que se podría denominar la mayor cárcel del mundo. No ha condicionado sus relaciones con Israel ni siquiera después del ataque indiscriminado a la Franja de Gaza en diciembre de 2008 y enero 2009, que causó 1400 muertes, la mayoría de ellas civiles y una quinta parte de ellas menores. Todo ello a pesar del informe Goldstone, aprobado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que encontró serias evidencias de crímenes de guerra por parte de Israel en Gaza y la continuación de la política colonial en los Territorios Palestinos Ocupados de Cisjordania, con especial énfasis en la expulsión sistemática de ciudadanos palestinos de Jerusalén Este. Israel recibe, en el peor de los casos, condenas, palabras pero las condenas sin sanciones suponen dejar que la situación actual se perpetúe, sin justicia, de violaciones impunes contra el Derecho Internacional. Son muchos años de palabras, de ceguera voluntaria de complicidad. No es cuestión de si podemos hacer mucho o poco, es cuestión de reconocer que todos los pueblos tienen derechos, que todas las personas con todos los derechos.
La cantante Noa vendrá al Gayarre en marzo dentro de la estrategia israelí para proyectar una careta que oculte su verdadero rostro. Sostiene que la situación en la que se encuentra la población palestina es fruto de su incapacidad para responder a los intentos de Israel, los considera responsables de la opresión que sufren. Habla mucho de esa paz asimétrica y primaveral que ha de llegar pero sin compromiso, sin reconocimiento, sin condena de políticas tales como la ocupación militar, los asentamientos, el muro, el bloqueo a Gaza, la vulneración continuada de la legalidad internacional y de los derechos humanos…
Este una buena ocasión para exigir nuevamente el cumplimiento del Derecho Humanitario Internacional. El movimiento BDS basado en los principios básicos de los derechos humanos y civiles representa la respuesta más efectiva y con mayor fuerza moral para enfrentarse a los intentos de Israel de pisar los derechos básicos del pueblo palestino. Mientras Israel practique el apartheid yo apoyaré el BDS por justicia, por moral y por la paz, ¿y tú?