¿Un inicio normal de curso?
Comienza un nuevo curso, recuerdo
que de niña lo vivía con sus luces y sombras. Me gustaba siempre esta época del
año y no es que no disfrutase de las
vacaciones pero me empujaba esa emoción típica, los rencuentros, el nuevo
material o no tan nuevo, nuevas materias… estas eran las luces, las sombras
mejor no recordarlas. Han pasado los años y sigo viendo luces y sombras, por
desgracia la luz natural del verano no se ha llevado las sombras que sufrimos
desde hace tiempo. No sé si tenemos material nuevo, de momento solo nos han
mostrado las tijeras y sí, son nuevas; las del año pasado tenían ya el filo
desgastado, diría que son más grandes aunque sé que por afirmar esto dirán que
padezco de hipermetropía, que soy una alarmista o ambas cosas.
Nos anuncia el Consejero un
inicio de curso normal, y una por su deformación profesional piensa: normal, ¿qué
es normal? Me he pasado cursos discutiendo de esta idea en las sesiones
de tutoría. Para responder esta pregunta hemos de fijar un criterio, dar un
referente de normalidad y de allí establecer qué es normal y qué es anormal. El
concepto de normal, a no ser que hablemos matemáticamente, no es en absoluto
objetivo. En la adolescencia cuando tratamos el tema del consumo de alcohol la
respuesta más repetida es que beben… lo normal.
No han pasado tantos años en los que cuando una mujer era preguntada sobre
si su pareja le pegaba, contestaba, que solo lo normal.
Si buscamos el significado de
normal en el diccionario encontramos que la primera acepción es la que hace
referencia a lo que es mayoritario, a lo que no produce extrañeza. En general
el alumnado conoce las respuestas cómodas y prefiere no sentirse diferente, se
adapta a las normas sociales implícitas del grupo. No es sencillo pero el modo
más sencillo de definir lo normal es precisamente por su antónimo, tomamos por
normal algo que no es raro o socialmente no aceptado. En ese sentido podemos
relacionar la normalidad con la aceptación social pero se supone que uno de
nuestros trabajos como docentes es ayudarles a desarrollar su autonomía
emocional, cómo reaccionar ante la presión del grupo, cómo trabajar el espíritu
crítico. Hemos de acompañarles en su toma de decisiones, reforzarles el derecho
a ser diferentes, puesto que somos diferentes, aunque eso sí, con los mismos
derechos.
Después de darle vueltas a ese normal, pienso: ¿es realmente normal
este septiembre? Quizá se refiera a
que estadísticamente se corresponde al promedio aceptado pero me resulta
extraño pensar que ese promedio consista en un inicio de curso con una huelga a
la vuelta de la esquina, familias preocupadas, personal no docente cuestionado
en muchos casos, con la limpieza como un lujo, profesorado cada vez más
irritado, quemado, con más horas, con menos medios, con menos posibilidades
para su formación, con centros que no pueden desarrollar sus planes ni su
autonomía, con alumnos y alumnas a quienes se les cuestiona su derecho a
defender sus ideas…
Aun así y dicho todo esto
coincido con el señor Consejero, el inicio de curso está siendo normal
entendiendo esta normalidad por la última acepción que encontré en el
diccionario. Según ésta, se dice una cosa que es normal cuando por su
naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.
Este es el tema, nada es casual, tanto este inicio de curso como el curso que
ya ha transcurrido se ajusta a unas normas claramente fijadas, unas normas que
buscan el deterioro de la educación pública, de los servicios públicos en
general. Unas normas que van creando ese
sustrato social de que lo público no es eficiente, ni suficiente, de que no
todo es para todos, de que hay quienes tienen unos derechos y quienes no, o
mejor aun la idea de que hay quien se merece unos derechos y quien no, cada quien tiene lo que se merece…
A estas alturas ya he dejado
claro que si algo es normal o no, depende de cómo se defina la normalidad, por
cada definición que busquemos encontraremos muchas personas: periodistas, religiosas,
artistas, políticas… que nos quieran enseñar lo que está bien o no, lo correcto
e incorrecto, lo prioritario y lo superfluo, lo normal y lo anormal así que
cada quien decida pero no está de más recordar que la Comisión Europea cree que
los ajustes en educación constituyen una medida "corta de miras" que
sólo debería usarse "como último recurso" por lo tanto tampoco parece
que el criterio del Gobierno de Navarra sea el utilizado en Europa.
Nekane Perez
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