jueves, 20 de septiembre de 2012

¿Un inicio normal de curso?


¿Un inicio normal de curso?



Comienza un nuevo curso, recuerdo que de niña lo vivía con sus luces y sombras. Me gustaba siempre esta época del año  y no es que no disfrutase de las vacaciones pero me empujaba esa emoción típica, los rencuentros, el nuevo material o no tan nuevo, nuevas materias… estas eran las luces, las sombras mejor no recordarlas. Han pasado los años y sigo viendo luces y sombras, por desgracia la luz natural del verano no se ha llevado las sombras que sufrimos desde hace tiempo. No sé si tenemos material nuevo, de momento solo nos han mostrado las tijeras y sí, son nuevas; las del año pasado tenían ya el filo desgastado, diría que son más grandes aunque sé que por afirmar esto dirán que padezco de hipermetropía, que soy una alarmista o ambas cosas.

Nos anuncia el Consejero un inicio de curso normal, y una por su deformación profesional piensa: normal, ¿qué es normal? Me he pasado cursos discutiendo de esta idea en las sesiones de tutoría. Para responder esta pregunta hemos de fijar un criterio, dar un referente de normalidad y de allí establecer qué es normal y qué es anormal. El concepto de normal, a no ser que hablemos matemáticamente, no es en absoluto objetivo. En la adolescencia cuando tratamos el tema del consumo de alcohol la respuesta más repetida es que beben… lo normal.  No han pasado tantos años en los que cuando una mujer era preguntada sobre si su pareja le pegaba, contestaba, que solo lo normal.

Si buscamos el significado de normal en el diccionario encontramos que la primera acepción es la que hace referencia a lo que es mayoritario, a lo que no produce extrañeza. En general el alumnado conoce las respuestas cómodas y prefiere no sentirse diferente, se adapta a las normas sociales implícitas del grupo. No es sencillo pero el modo más sencillo de definir lo normal es precisamente por su antónimo, tomamos por normal algo que no es raro o socialmente no aceptado. En ese sentido podemos relacionar la normalidad con la aceptación social pero se supone que uno de nuestros trabajos como docentes es ayudarles a desarrollar su autonomía emocional, cómo reaccionar ante la presión del grupo, cómo trabajar el espíritu crítico. Hemos de acompañarles en su toma de decisiones, reforzarles el derecho a ser diferentes, puesto que somos diferentes, aunque eso sí, con los mismos derechos.

Después de darle vueltas a ese normal, pienso: ¿es realmente normal este septiembre? Quizá se refiera a que estadísticamente se corresponde al promedio aceptado pero me resulta extraño pensar que ese promedio consista en un inicio de curso con una huelga a la vuelta de la esquina, familias preocupadas, personal no docente cuestionado en muchos casos, con la limpieza como un lujo, profesorado cada vez más irritado, quemado, con más horas, con menos medios, con menos posibilidades para su formación, con centros que no pueden desarrollar sus planes ni su autonomía, con alumnos y alumnas a quienes se les cuestiona su derecho a defender sus ideas…

Aun así y dicho todo esto coincido con el señor Consejero, el inicio de curso está siendo normal entendiendo esta normalidad por la última acepción que encontré en el diccionario. Según ésta, se dice una cosa que es normal cuando por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. Este es el tema, nada es casual, tanto este inicio de curso como el curso que ya ha transcurrido se ajusta a unas normas claramente fijadas, unas normas que buscan el deterioro de la educación pública, de los servicios públicos en general.  Unas normas que van creando ese sustrato social de que lo público no es eficiente, ni suficiente, de que no todo es para todos, de que hay quienes tienen unos derechos y quienes no, o mejor aun la idea de que hay quien se merece unos derechos y quien no,  cada quien tiene lo que se merece…

A estas alturas ya he dejado claro que si algo es normal o no, depende de cómo se defina la normalidad, por cada definición que busquemos encontraremos muchas personas: periodistas, religiosas, artistas, políticas… que nos quieran enseñar lo que está bien o no, lo correcto e incorrecto, lo prioritario y lo superfluo, lo normal y lo anormal así que cada quien decida pero no está de más recordar que la Comisión Europea cree que los ajustes en educación constituyen una medida "corta de miras" que sólo debería usarse "como último recurso" por lo tanto tampoco parece que el criterio del Gobierno de Navarra sea el utilizado en Europa.

Nekane Perez

 

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