
Conocimos a muchas mujeres, muy diversas,
se puede hablar mucho de cada una (http://miradasdesde.wordpress.com/ )pero solo daré unos fogonazos. No apreciamos
en ellas especial religiosidad y menos aún sumisión, no aparecieron contrarias a la religión sino
contra la utilización política de la misma. Se abre en la brigada un debate que
tendremos algún día, otro más, la
compatibilidad del islamismo y la igualdad, la duda es el islamismo,
personalmente me sorprende que en nuestro “occidentalismo” no nos cuestionemos
lo mismo sobre el cristianismo. Era obligada la pregunta sobre los llamados crímenes
de honor, ellas lo tienen claro: No hay honor en los crímenes, en ninguno,
asesinatos son asesinatos en cualquier lugar del mundo. A pesar de esa
diversidad algo les une y es una tremenda dignidad que no mencionan pero
sentimos, dignidad ante la ocupación, ante el sufrimiento de familias rotas por
el muro. Se reconocen doblemente discriminadas, doblemente invisibles ante el
mundo, por la ocupación y por ser mujeres, ante lo cual no priorizan, no
separan. Defienden la igualdad desde la libertad de su pueblo, como una condición
de un pueblo libre, la mayoría defienden un estado palestino democrático,
igualitario y laico.

Otro de los impactos fue conocer
a Rauda, orgullosa de ser mujer, de ser
palestina, de ser luchadora. Ha sufrido la cárcel en su piel, en la de su
pareja, en la de todos sus hijos, uno de ellos de por vida en Gaza, la mayor cárcel
del mundo a cielo abierto. Entre las líneas
de trabajo del comité, cuya sede han cerrado sin motivo con todo su material
dentro, el empoderamiento, necesitan mujeres que ejerzan el liderazgo, mujeres
en política, no sólo para “temas de igualdad” porque tienen claro que la
igualdad se trabaja desde todos los temas.
Más relámpagos para otro día.
Bajo la ocupación es aún más difícil ser mujer, desde aquí mi reconocimiento,
mi admiración y por qué no mi lucha, esa lucha que nos une.
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