Hace un tiempo circuló por las redes que Obama había utilizado el euskera en su campaña en Nevada, el artículo se titulaba: “Nadie es profeta en su tierra”, y así es, al menos el euskera parece que no puede serlo en Navarra. Nuestro patrimonio, nuestro tesoro dicen, reconocido al tiempo que escondido, que no se vea mucho, lo justo, parece a veces que sea motivo de vergüenza. Quizá lo sea para quienes precisamente nos reprochan una supuesta utilización política, así le llaman a sentir orgullo por nuestra lengua.
La situación social del euskera en Navarra no es casualidad, es fruto de la marginación histórica que ha sufrido por parte de las instituciones, excluida de los usos oficiales y formales, habiendo estado incluso penalizado su uso social.
Escuchamos a UPN y PSN que hablan de despolitizar el euskera, resulta cuanto menos dudoso que el último capítulo en Tudela responda a esa estrategia de supuesta normalización política. El tema de la rotulación es curiosa y repetitivamente conflictivo, señal de que algo no funciona bien, hace no mucho hablando con gente que no es navarra no conseguían entenderlo; en realidad en Navarra tampoco conseguimos entenderlo, seamos de Tudela o de Bera.

Nuestra opinión sobre la ley y su aplicación es de sobra conocida, no podemos apoyar una ley restrictiva, una ley que conculca los derechos lingüísticos, una ley cuya aplicación va en contra de aquello que dice querer proteger. Tenemos claro que necesitamos realmente una nueva normativa, una cuyo objetivo sea normalizar el uso del euskera, que nos permita hacer de nuestra lengua instrumento de integración y cohesión, los derechos lingüísticos no pueden ser zonificados, no tiene sentido que nos hablen de potenciar el multilingüismo y luego no se disponga de políticas que protejan y refuercen la lengua propia socialmente más débil, el euskera. Esa ley que se supone quieren cumplir cuando retiran la rotulación del Palacio de Justicia, dice que: El castellano y el vascuence son lenguas propias de Navarra y, en consecuencia, todos los ciudadanos tienen derecho a conocerlas y a usarlas. Es cierto que el artículo 17 del Decreto 29/2003 sobre la utilización del euskera en la administración obliga a que los rótulos estén en castellano pero no prohíbe en ningún momento la presencia del euskera. Una interpretación no restrictiva de este decreto permitiría la utilización bilingüe, más si tenemos en cuenta que la ley del vascuence tiene entre sus objetivos proteger la recuperación y el desarrollo del vascuence en Navarra. Nadie se sorprende de ver rótulos en varios idiomas en cualquier lugar, seguramente si en lugar de Justizia Jauregia pusiera Courthouse aún seguiría en la fachada, nadie se propone zonificar el conocimiento de las lenguas extranjeras, se considera necesario, positivo y símbolo de progreso ¿Por qué esconder la lengua propia que se supone se quiere proteger?
¿No nos dicen que no nos adueñemos del euskera? ¿no, que es tesoro de todas y todos? Pues demuéstrennoslo y no levanten barreras donde no las hay, dejen a la gente disfrutar de su patrimonio y dejen que el euskera nos vaya empapando. Porque el euskera es nuestro, si a la rotulación bilingüe Palacio de Justicia-Justizia Jauregia
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