jueves, 19 de julio de 2012

¿Época de emergencia y miedo?


¿Época de emergencia y miedo?

He criticado en ocasiones el eufemismo que veo en el lenguaje político, seguramente nunca haya sido este excesivamente claro pero últimamente tenía la sensación de que se sustituían las palabras no por sus sinónimos sino por sus antónimos. Creo que es más sano llamar a las cosas por su nombre, no es que me guste el tristemente famoso “que se jodan” pero personalmente prefiero esto a que me hablen del sacrificio necesario, de la responsabilidad, de la sostenibilidad…, es mejor saber a que atenernos. La expresión fue sin duda una síntesis de la situación real, no se trata de incentivar nada sencillamente se trata de joderse. Desde luego esto es más creíble que lo de animar a las personas en desempleo a que busquen trabajo- que ironía-. Lo dicen con la boca bien llena, como si éstas se juntaran a jugar a las cartas mientras el trabajo a espuertas quedase esperando quien lo haga.  En esta transparencia poco habitual, el mismo Rajoy admitía que estas crueles medidas no tendrán efectos, lo cual dicho de paso tampoco es cierto. Por supuesto que tendrán efectos, el tema es que estos no serán buenos, no podemos esperar nada positivo. Mejor que nos lo diga así de clarito y no que nos siga tomando el pelo como hasta ahora donde despedir, o lo que viene a ser lo mismo, no contratar personal en educación no afectaba a la calidad y se suponía que incluso eran medidas que, vete a saber cómo, iban a mejorar los resultados académicos.

Apelan a la unidad en época de emergencia. Lo hacen recurriendo al miedo, están sembrando el miedo en terreno abonado y este crece fuerte, saben que les conviene que esa sensación nos invada porque el miedo paraliza y eso es lo que pretenden paralizarnos. Yo también apelo a la unidad, apelo a la resistencia. Unidad, sí, de acción pero desde la diversidad para que la respuesta que demos sea realmente rica, no se trata de crear bloques ni rebaños que se dejen llevar a no sé sabe dónde por no se sabe quién. Debemos tener claro dónde estamos y si estamos aquí porque así lo hemos decidido y hacia donde queremos caminar, no podemos dejar que sean la incertidumbre y el miedo quien nos gobierne.

Sé que el panorama es negro y entiendo la tentación de tirar la toalla, las ganas de huir por tierra, mar o aire- como sea pero lejos- pero es tiempo de resistir los ataques porque recordemos que Gandhi ya nos avisaba de que aunque los tiranos parezcan invencibles durante mucho tiempo al final siempre caen y ahora también caerán. Caerán porque los derribaremos, no podemos permitir que nos callen, podemos y debemos frenar este retroceso a épocas de autoritarismo y sumisión.

Estas medidas no son la inevitable salida a una situación de emergencia. Si bien quizá  sea cierto que estamos en una época de emergencia, ésta lo es no porque lo que ocurra sea imprevisto y haya que resolverlo  de modo urgente sin cuestionarse nada, sino  porque está emergiendo a la superficie un modelo inútil e injusto que exige reformas, reformas radicales, que ataquen a la raíz de las desigualdades justo en el sentido contrario de las medidas adoptadas que  incrementan la brecha social. Nos piden que tengamos la suficiente altura de miras, suficiente ¿para qué? ¿Qué quieren decir cuando nos hablan de despolitizar? ¿Por qué ahora todo se arregla despolitizando?

Soy de la opinión de que todas las personas hacemos política de una manera u otra, en nuestra familia, en nuestro entorno de amistades, en nuestro trabajo (quien lo tiene). Nuestras decisiones son políticas, si hablamos, si callamos, si votamos, si preferimos no hacerlo, siendo todo ello respetable y legítimo no deja de ser política. Tengamos en cuenta de que cuando nos hablan de dejar a un lado la política lo que nos están pidiendo es que dejemos al margen la ideología y dudo mucho que en estos momentos, ni en ningún otro, tengamos que dejar la ideología de lado. Soy consciente de que la clase política se percibe como un problema por la sociedad y no cuestiono que haya motivos suficientes para que esto sea así, pero recordemos que a quien más le conviene el desprestigio de la labor política es a quien ahora pretende convencer de que las decisiones son inevitablemente las que se están tomando, a quien nos dice que no hay más alternativa que vender nuestro poder de decisión a Alemania, a los mercados, a la economía o Perico de  los Palotes. No parece que sea la ideología lo que se deja de lado en las decisiones que están llevando a cabo, quien las toma sabe que son decisiones políticas y se nos pide a cambio que la respuesta sea la no política. La ideología no es un artículo superfluo del que podamos prescindir, es vital, es la ideología la que nos da esperanza, la que nos muestra que hay formas alternativas, que no todo es igual.

Retomando el cambio de estilo  del lenguaje, ahora entiendo porque insistían en que esto no eran recortes, hablaban sin eufemismos, tienen razón, en realidad no son recortes se trata de amputaciones, nos están amputando los miembros constituyentes del Estado del Bienestar y como a quien le amputan sus miembros sentimos dolor en las partes que nos faltan.

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