domingo, 25 de septiembre de 2011

http://www.diariodenoticias.es/2011/09/28/opinion/colaboracion/la-trampa-de-la-eficiencia-o-39el-mas-por-menos39
La trampa de la eficiencia o “el más por menos”

El otro día hablaba sobre los recortes educativos con gente de derechas, de muy derechas, y me decían que el problema es que la sociedad no aprecia lo gratuito, que si queremos  que algo se valore hay que pagarlo.

Me tenía que ir y no pude soltar allí mismo todas las preguntas que bullían a mil por hora en mi encendida cabeza ¿acaso lo público es gratis? ¿Y lo concertado? Y rizando el rizo… ¿los derechos son gratis? Igual habría que empezar a pedir que se pagase por los mismos no vaya a ser que no los valoremos, ¿o ya estamos pagando por ellos? ¿son derechos personales o… no tanto?. ¿Es realmente más caro lo público? ¿Es realmente menos eficiente? ¿Qué es eficiencia?

Últimamente es inevitable escuchar la palabra eficiencia en cualquier contexto, la gestión eficiente de los recursos, el hacer más con menos. Evidentemente cuando escucho esto solo puedo pensar dos cosas o que no se sabe de qué se está hablando o lo que es aún peor, se sabe y por ellos se decide utilizar. La eficiencia en física relaciona la energía útil con la energía invertida, es decir qué cantidad de energía se aprovecha en realidad, dando por hecho que siempre hay una cantidad que se pierde.

Se puede pensar que la interpretación de esta palabra tan en boga es otra, que se está utilizando otra acepción de la misma. Buscando en el diccionario aparece su significado económico que nos dice: eficiencia es la relación entre los resultados obtenidos y los recursos utilizados;  eficiencia se refiere a la ausencia de recursos productivos ociosos, es decir, a que se están usando de la mejor manera posible los factores en la producción de bienes o servicios.

En realidad no veo tanta diferencia entre el significado físico y el económico, cuando se habla de mejorar la eficiencia en la educación de algún modo se está dando por hecho que se están perdiendo recursos, que hay recursos mal utilizados. No solo eso sino que después, ante esa posible “fuga de energía útil“, la solución que se propone es la reducción de  recursos. En el mundo de las ciencias no se nos  ocurriría ante una pérdida de energía utilizable invertir menos energía en inicio con la esperanza de obtener más energía útil, dicho así la verdad es que parece bastante claro. Esto tan evidente en ciencia no lo parece tanto en la administración. El caso extremo de esta estrategia será desmantelar el sistema educativo público, dada su ineficiencia, se puede argumentar que reduciendo a cero la inversión desaparecerán las perdidas. ¿Es ese el objetivo que se pretende conseguir?

En realidad al hablar de este modo lo que estamos nuevamente es desprestigiando, conscientemente o no, el sistema educativo. Estamos diciendo que el profesorado no trabaja como debe, eso sí añadiendo lo mucho que nos preocupa la educación pública y que estamos por el reconocimiento de sus profesionales.

¿Es cierto que la educación pública es menos eficiente que la privada? Esta pregunta tiene trampa, si nos preguntamos sobre la eficiencia tenemos que tener claro cuáles son los resultado que buscamos, por ejemplo, si pretendemos lavar la ropa ¿alguien se preguntaría si una batidora es más eficiente que una lavadora? No. Compararemos el consumo energético pero por mucho que comparativamente consumiese menos la batidora  si buscamos lavar ropa no utilizamos la batidora, entre otras cosas porque destrozaríamos la ropa. Con lo que la primera pregunta que debiéramos hacernos es ¿qué queremos de la educación pública?

Suponiendo que sirvieran para lo mismo, ¿trabajan en las mismas condiciones?, o dicho de otra manera, ¿realizando el mismo trabajo gasta más la pública que la concertada?

Si tenemos claro que queremos una escuela que reduzca desequilibrios, que nos ayude a crear una sociedad más justa y más cohesionada y que además el derecho a la educación es un derecho fundamental que no puede basarse en quien tiene dinero para pagarlo, tendremos que reflexionar en cómo dar pasos, en cómo mejorar ese proceso de enseñanza-aprendizaje,  hemos de examinar posibles “fugas” en el mismo y luego por supuesto dotarlo de recursos suficientes.

No es cierto que la enseñanza pública sea más cara, atiende situaciones de desequilibrios económicos, de capacidades, socio-culturales, de acceso geográfico que no atiende la concertada. Tampoco es cierto que la pública sea gratis y la concertada se pague, de hecho ya estamos viendo cada vez más experimentos como incentivos fiscales para que la concertada resulte más barata incluso que la pública. En nombre de la libertad de elección se está incentivando la red concertada. ¿También tendrán derecho a vivir en una sociedad diferente? ¿Con segregación por sexos, sin inmigración, sin discapacidades…? ¿Es esa la sociedad que perseguimos, sociedad de varias velocidades? 

Los milagros dejémoslos para Lourdes, en la educación - como en la ciencia- si se repite un experimento en las mismas condiciones se obtiene el mismo resultado. Si este bueno y queremos más no tiene sentido invertir menos para mejorar la producción, si no es bueno tampoco parece razonable esperar que mejore reduciendo la inversión.

Evidentemente la eficiencia de los electrodomésticos ha ido mejorando, consumen menos pero no por el hecho de que hayamos invertido menos energía en los mismos sino porque se ha investigado como mejorar el proceso, se ha innovado. ¿Es eso lo que se está haciendo con los recortes en educación?

Por cierto y a modo de curiosidad en matemáticas más por menos siempre es menos, me da que en la educación también.

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