Economía doméstica para la igualdad. Ni perdices ni patatas.
Tal y como hemos escuchado muchas veces, este Gobierno en época de crisis tiene claro lo que ha de hacer, no hay, no se gasta. Hay que reducir, hay que recortar, o como les gusta decir reservar temporalmente, temporalidad que cada año se convierte en permanencia. Utiliza la economía doméstica para gobernar, y si bien entiendo esa política económica en las familias, en las que por causa de la crisis los ingresos han disminuido no puedo entenderla ni justificarla en este Gobierno.
Para empezar cuando a cada cual le toca reducir gastos en su casa, no reduce los gastos que considera imprescindibles, deja de gastar en las cosas que no necesita, que necesita menos, esas que nos gustan pero... que dejamos para mejores tiempos. No conozco a nadie que se haya puesto a redecorar la casa y para ello haya dejado de ir al dentista, aunque estuviera en sus planes una nueva decoración, aunque hubiese realizado una previsión, incluso ahorrado, aunque realmente le viniera muy bien una manito de pintura. Los gastos, ciertamente se realizan con menos alegría, los necesarios, porque en muchos hogares hace tiempo que solo se gasta en lo estrictamente necesario pero es que no nos engañemos, se puede reducir de donde sobraba, de donde se gastaba con ¿alegría?.
Volviendo a los Presupuestos me asalta la duda de cuánta alegría tenía el Gobierno a la hora de gastar, ahora que, como en la economía familiar, toca priorizar las partidas necesarias, las esenciales. De hecho el Gobierno presenta estos presupuestos como aquellos que ahorran en partidas no esenciales, curioso saber lo que es no esencial. Quizá para este Gobierno las “partidas no esenciales” sean aquellas que tienen que ver con la igualdad efectiva, partidas que si bien en este último año se han visto recortadas un 9% teniendo en cuenta toda la legislatura se han reducido casi a la mitad. No es ésta en principio una actitud sorprendente puesto que pese a que se mantiene un discurso de promoción de la igualdad efectiva en la realidad hemos denunciado en muchas ocasiones que el género no es un factor que el gobierno tenga en cuenta a la hora de tomar decisiones de tipo económico.
El I Plan de igualdad incluye entre sus objetivos el análisis de los presupuestos desde una perspectiva de género, objetivo que como evidencian los datos y la actitud “austera” del Gobierno se ha decidido no tener en cuenta, utilizando la crisis para aplicar soluciones parciales ciegas al género en vez de avanzar en la consecución de una sociedad igualitaria que respete las necesidades de hombres y mujeres en todas las facetas de la vida y que fomente la corresponsabilidad en la atención y cuidado de la familia.
En el Departamento de Asuntos Sociales, partidas que tienen que ver con la igualdad han disminuido en un 46%, entre las que hay que destacar las ayudas a madres trabajadoras que ha desaparecido totalmente o las ayudas a la conciliación que este último año ha disminuido un 70%. Reducción mayor han sufrido en Educación las partidas dedicadas a igualdad y educación en valores (76%), no se libra el Departamento de Innovación, Empresa y Empleo un 76% en toda la legislatura afectando fundamentalmente a partidas tales como ayudas a autónomas para la conciliación de la vida laboral y familiar. Otro ejemplo es el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente en el que desaparece la partida de subvención a la asociación de mujeres rurales, y el último ejemplo que aunque cuantitativamente es el menor quizá por ser esta la semana que es, a unos días del Día Internacional contra la violencia de género, me parece el más sangrante, con una disminución del 57% en servicios de seguridad para protección contra la violencia de género..., si bien con el aumento de la partida de atención a la violencia doméstica se queda en un 14%.
Palabras tengo pocas, números tengo más en este caso. “Números” dice el Gobierno en muchas ocasiones, “datos”, pues estos son datos, no parece, no al menos a nuestro juicio que estas sean las partidas no esenciales. No son las que escogeríamos para nuestro hogar, a no ser que consideremos que esto de la igualdad es redecorar, dar esa manito de pintura que de una forma u otra pueda dar cualquiera.
Si queremos avanzar en la igualdad, más allá del papel, más allá de las declaraciones, que también son necesarias, habrá que demostrarlo también con números y no solo con letras. Es cierto, lo reconozco, que se podrían hacer muchas más cosas de las que se hacen por avanzar en la consecución de la igualdad efectiva desde todos los grupos, no solo desde el Gobierno, cuestión de actitudes, de esas que no cuestan dinero pero...eso no puede ser excusa para dejar de hacer las que suponen gasto.
Hace dos años escribí por estas fechas un artículo sobre los presupuestos sin género, me refería a ellos como un cuento sin perdices, hoy cuando hablaba de ello con un amigo le decía si hace dos años faltaban las perdices ahora justo llega para las patatas. Malos presupuestos para la igualdad, no hay perdices, no hay patatas pero sobre todo me queda la duda de si hay ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario