viernes, 19 de agosto de 2011

Y a ti, ¿te han dado la etiqueta de legal?

Y a ti, ¿te han dado la etiqueta de legal?

La verdad es que últimamente bullen en esta cabeza mía muchas preguntas, ¿Somos o no somos? ¿Creemos o no creemos? y no es cuestión de fe o falta de la misma, ni de religiones, estoy hablando de eso que tantas veces orgullosamente oigo decir a diestro y siniestro: de los derechos humanos. No vale hablar de los mismos con la boca pequeña, si somos personas lo somos y si tenemos derechos los tenemos, pues por evidente que parezca esta afirmación, esto no es así.
Me gusta entrar un ratito todos los días en el Facebook, y cuando hace ya más de diez días leí la noticia que compartían desde SOS Racismo sobre la decisión del ayuntamiento de Vic me indigne, me parecía que no podíamos caer tan bajo. Era víspera de Reyes, ¡já, buen regalo! pensé y así lo comenté alertando de la posibilidad de que esta decisión se extendiera, pero supongo que por inocencia realmente supuse que al final no se llegaría al extremo de negar el empadronamiento, sobre todo por la perdida de derechos que conlleva esta decisión.
Son muchos los líderes políticos que se han posicionado al respecto y preocupantes, mucho, algunas de las declaraciones realizadas sobre el endurecimiento de la Ley de Extranjería. Conocida es la postura de Nafarroa Bai ante esta Ley y su última reforma, una reforma que trata a la población migrante como mano de obra barata, que pone trabas a la regularización y que mantiene y aumenta el desequilibrio y el riesgo de exclusión social. No se plantean una nueva reforma basada en la promoción de los derechos humanos si no en criterios económicos cortoplazistas que no reconocen la aportación social y económica realizada y les pretende responsabilizar de una posible falta de cobertura social para todos y todas, buscando de ese modo un enfrentamiento entre personas autóctonas y extranjeras.
Oímos hablar de consternación por lo ocurrido en Haití, de la solidaridad necesaria y desde luego no seré yo la que no anime a solidarizarse con la tragedia ocurrida pero, por favor, seamos coherentes. Solidaridad con las víctimas del terremoto y solidaridad con las personas que sufren en su piel la injusticia y el desequilibrio mundial, la razón principal de la inmigración, no lo olvidemos, es la falta de trabajo y recursos dignos para vivir, no el turismo.
Nafarroa Bai apuesta por todos los derechos para todas las personas, por el derecho a la ciudadanía, por el derecho a un trabajo digno, con contrato, por el derecho a la sanidad y a la educación gratuita, y en ese sentido trabajaremos por eliminar trabas en la regularización.
Son muchas, tantas, las ocasiones en las que he pedido campañas de prevención de xenofobia, tantas aquellas en las que he pedido sensibilización, tantas en las que he puesto de manifiesto la importancia de nuestras palabras.... en todas ellas he tenido la misma respuesta, no son necesarias. En el último debate de los presupuestos me dijeron en tono más bien jocoso e irónico que “estas cosas” no se prevenían con 4 cursillitos y charlas. Desde luego que no, pero me surge otra pregunta más de las mías; ¿Se arregla con declaraciones públicas como las de la presidenta de UPN? Dejando caer que no nos llega el dinero porque hay que atender a “estos inmigrantes ilegales”.
¡Ilegales! No salgo de mi asombro, ¿hay personas ilegales?, ¡Claro! Y el resto legales, supongo. ¿Quién nos da la etiqueta de legalidad? Esa, sí, esa que garantiza los derechos fundamentales.
Cuando la presidenta de un partido cuestiona esto no está trabajando por la integración, no está trabajando interculturalmente por la creación de una sociedad en la que todas y todos tengamos sitio, no aboga por la participación de estas personas que viven en Iruña aunque no hayan nacido aquí, aunque es cierto que esto produce poca sorpresa. En una ciudad en la que el rey negro es blanco, en la que el Olentzero es una especie de demonio con txapela se hace difícil hablar de interculturalidad. Es incompatible que cuando no se conoce parte de la cultura propia, cuando se ignora e incluso se ataca se disfrute de la riqueza que supone la diversidad cultural. Poca interculturalidad en manos de las personas que defienden la homogeneización de una sociedad plural como la nuestra, la participación sesgada de un sector concreto ignorando al resto de la sociedad.
No le quepa la menor duda, señora Barcina, que también dentro de su partido habrá más de uno y más de dos que tengan en su casa trabajando en la limpieza o cuidando de sus mayores y de sus hijos e hijas a personas sin permiso de trabajo, a esas que usted llama ilegales, esas personas que son lo suficientemente buenas para trabajar pero no tanto como para que les den el “label”. Si ya era injusto que estas personas pudieran ser detenidas por una falta administrativa, si estaba claro que su ciudadanía era, de ser, de segunda o tercera categoría que decir de la posibilidad de negarles unos derechos básicos. No echemos balones fuera, no nos quejemos de la obligación de empadronarles, hagamos más bien como en Marbella campañas para fomentar el empadronamiento. Que distinto se ve cuando las personas son sólo extranjeras y no inmigrantes ¿no??
Pues si, señores y señoras que tienen la capacidad de dar etiquetas de legalidad, llevarán bien alta su condición de legales, pero si de mi dependiese otorgarles  la de  humanidad tengan seguro que no se la daría, pero...es una suerte que yo no tenga esa potestad de poner etiquetas, mejor, me ayuda a no olvidarme de que todos y todas, incluso ustedes somos personas y tenemos todos los derechos. ¡Ustedes los disfruten!

Enero 2010

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